Alguien alguna vez fue a algún museo donde haya demasiadas cosas grossas para ver, y que sea medio grande?
Durante el 2006 tuve la suerte de visitar el Louvre (París), el British Museum (Londres), el Metropolitan Museum of Art (New York) y el Museum of Modern Art (New York). Además de contener todos ellos obras únicas en el mundo (varias de las cuales me enamoraron de por vida), todos me produjeron un cansancio físico y mental que jamás experimenté en ninguna otra porción del Mundo que haya visitado.
Interesado sobre este fenómeno, consulté al viejo guía del Met que pasaba en 0,6 milisegundos aproximadamente de mostrar el cuadro de Washington cruzando el Delaware al patio chino, a una pintura de David, a la sala egipcia, etc. La respuesta del viejo fue la esperada: se rió y me dijo "bueno, vamos a ver la siguiente obra antes de que estés demasiado cansado para seguir!"
Un poco harto de la indiferencia del mundo (aunque ya me voy acostumbrando), decidí intentar al menos una descripción del fenómeno.
Cansancio de museo: dícese de la condición que se obtiene al recorrer un museo con obras que a uno le resulten contundentes en algún sentido.
Pasos para reproducir el fenómeno y algunas claves para apalearlo:
- Acérquese al museo de preferencia.
- Cruce la entrada del mismo. Sentirá que el cansancio mental se le sienta en el hombro, y le da pequeños cachetazos en la sien. Si duda seguir, no lo dude más: así se fuera ahora, acaba de adquirir aproximadamente un 25% del cansancio total con solo haber cruzado la entrada. Sea valiente.
- Chequeó si se puso el pañal geriátrico por si el cansancio es tan absoluto que ni siquiera controla esfínteres? Just checking.
- Si el museo no es gratis, pague la entrada. Si es medio caro, deje de dudar: ir a un museo importante es una de las cosas más trascendentes que uno puede llegar a hacer en la vida. No me cague el experimento.
- Pida un planito del museo. De los que son gratis, si total se va a perder! Ubique los baños para cambiarse el pañal. Vamos bien. Tenemos casi todo cubierto.
- Vea cosas. Muchas. Mire su reloj, los museos cierran temprano (muchos no pasan las 5 de la tarde). Apúrese! No llega a ver todo. Apúrese más. Vea más cosas. Picasso, Van Gogh, Leonardo, Pollock, Monet, David, lo que más le martille la cabeza. Maravíllese incesantemente. Haga de algunas obras sus favoritas.
- De repente y por accidente, encuentre a un guía. Acérquese. Intente seguirlo. Escuche todo lo que pueda de lo que el guía dice. Sígalo hasta perderlo en la muchedumbre o hasta que el guía termine el recorrido. Cambie sus gustos sobre arte para siempre. Hora de agregar más favoritos a la colección. No los eligió el guía, en realidad? No importa.
- Abandonado el guía, decida por dónde seguir el recorrido. Vea todavía algunas cosas más. Sabía que en el subsuelo hay una exposición especial sobre el pintor ese que siempre escuchó y al final nunca vio nada? Le queda un buen rato, corra a ver eso!
- Deténgase por un instante. Siéntese en un sillón cualquiera. Dése cuenta: no ve que está absolutamente cansado, preso de un cansancio arrollador que nunca sintió en su vida? No ve que no solamente no le dan más los pies, sino que también le cuesta sumar números enteros y pequeños? Dése cuenta!!! Se dio cuenta? Menos mal.
- Chequee su pañal. Cámbielo si es necesario.
- Desista de tomar algo en la confitería del museo; los precios son demasiado elevados y no va a saber si le están dando bien el vuelto.
- Recomendé en los primeros pasos drogarse con cuanta vitamina tenga a su alcance para tratar de evitar todo esto? Mmmm. Mil disculpas. Demasiado tarde. Yo igual probé y no me anduvo.
- Salga del museo. No va a encontrar de una la salida, aunque use el planito que tantas veces consultó en vano. Haga su mejor esfuerzo, y podrá salir. De lo contrario, lo echarán cuando sea la hora de cerrar.
- Una vez afuera, mire de vuelta su reloj. Si el museo elegido es el Louvre y pasó más de 5 horas ininterrumpidas ahí adentro, no le creo. Fíjese bien. Ah, no entiende el reloj de agujas? Pregunte a alguien. Rece por que lo entiendan.
- Relájese. No estará seguro de la estación en la cual se tiene que bajar del subte o colectivo para ir a su casa u hotel. Era la línea 1, 2, 3, N, Q, R o W? Hacían todas el mismo recorrido? En dónde estoy? No está seguro, eh? Yo le dije.
- Compre una gaseosa en algún puesto ambulante: le costará el doble de lo que costaba en la carísima confitería de adentro del museo. Disfrútela mientras esté semi-inconsciente, está bastante rebajada con algo.
- Tome el subte y bájese una estación antes de la que creía que era la estación correcta. Se dará cuenta, a la brevedad, de que se bajó una estación antes. Igual está bárbaro para caminar.
- Ya llegado a su casa/hotel, descanse. Duerma. Sienta cómo el agotamiento lo consume. No se haga problema, esto le durará unos 8 días y luego se irá fundiendo con el cansancio de la vida cotidiana.
- Rece por no olvidar nada de lo que acaba de ver: es imposible no olvidarse de al menos un 17%.
2 comentarios:
Si te interesa hacer un estudio de campo sobre este fenómeno, te recomiendo el Museo Vaticano. NO APTO PARA CARDIACOS. Los muchachos estos se robaron todo de todas partes del mundo, impresionante.
Bueno, a decir verdad los Ingleses no se han quedado atrás... deben de tener la colección más grande de cosas de Egipto, fácilmente...
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