domingo, 10 de mayo de 2009

El tren

Todos los días es igual: uno se levanta de la cama con las esperanzas renovadas y cree de repente en el amor entre todos los seres humanos; es capaz de tomarse un té. Lo termina y agarra unas galletitas al vuelo para no llegar más tarde al trabajo, solamente para comprobar al cabo de unos 5 o 10 minutos la verdad inapelable: que la gente sigue empujando en el tren.

Intente usted bajarse en la estación en donde termina su viaje, y no lo logrará, salvo que sea la estación terminal. La masa de carne, uñas, pelo y huesos que le impide bajar es cómplice de la que intenta subir, y de nada sirve el pedido de "permiso", o "permiso, por favor": solamente haciéndose partícipe del empujamiento podrá usted evitar bajar en la estación siguiente.

No faltó oportunidad en la cual intenté educar a algunos de los individuos que me trataron de impedir la escapatoria en la estación elegida; lo máximo que conseguí fue una mirada de indiferencia, cuando no un insulto, o una escupida con olor a caramelo de menta.

Luego de comentar el tema con mis conocidos, llegamos a la conclusión de que tratar de acceder de manera racional al problema es inútil: si en el mejor caso el obstáculo acepta el reclamo hecho y se convierte al lado bueno del problema, otra persona estará ahí, lista para reemplazarlo al día siguiente; y con ella seguramente no tendremos tanta suerte. De esto podemos deducir que la gente que empuja en el tren y no deja bajar proviene seguramente de un barrio oscuro y lúgubre (los faroles siempre apagados por la noche, las calles cubiertas por un toldo de día para que no llegue la luz del Sol, los perros sucios y moribundos, las paredes de las casas cubiertas de una sustancia viscosa, las veredas de madera podrida); o tal vez solamente de una organización dedicada especialmente a hacer más tediosas las idas y venidas del trabajo.

Afortunadamente para nuestras esperanzas, durante el día uno charla con un buen compañero de trabajo, un familiar o un amor y queda listo para enfrentar algún otro viaje, leerse una revista o comerse unas Criollitas con dulce de leche. Y así es como uno siente que le gana la pelea a la gigantesca babosa.

14 comentarios:

Luciano dijo...

Mientras sigo escribiendo cosas "de verdad", no viene mal tirarle algo al blog también ;)

Max dijo...

Aplíquese también a Subte y colectivo

Unknown dijo...

comprate un monociclo. si te pegas un porrazo es culpa sólo tuya. funciona, believe in me

Seba dijo...

Creo poder comprender tu pesar Lucho querido. Pero después de leer tu post me pregunté, "en qué tren viajará este muchacho que hasta tienen una babosa gigante?".
Lo peor, conozco la respuesta, y puedo imaginar varias especies raras viajando ahí mismo (y no, no te estoy contando a vos, solo a las otras especies).

Flor dijo...

El otro día volvía a casa en el colectivo, con mi hermana. Lo habíamos tomado bastante cerca del principio del recorrido, por lo que conseguimos asiento.

Cuando llegamos a la parada de mi facultad le mostré la cantidad de gente que había y le dije: imaginate lo que es tomarte este colectivo después de haber cursado todo el día, cuando lo único que querés es llegar ya a tu casa. Te querés matar.

Gajes del transporte público.

Luciano dijo...

Maxi: Sin embargo a mí me pasa más que nada en el tren.

Jon: Tengo uno en el garaje, pero pinché la rueda y me dio fiaca ir a emparcharla.

Seba: Espero no formar parte en el futuro tampoco :P

Flor: En alguna oportunidad tengo que comentar por qué no tomo colectivos, la verdad que los odio bastante. Solamente tomo subte y tren, cuando no algún taxi/combi.

Saludos a todos!

Flor dijo...

Acá no tenemos subtes ni trenes, remember ;) jaja.

Buenas noches, me voy a dormir.

Cecilia dijo...

No, no fui.
Perdon pero ¿nosotros nos conocemos?

Luciano dijo...

Flor: Cómo se puede vivir así! :P El tren es mucho más barato que el colectivo.

Chechu: Una vez te pregunté en tu blog si venías al recital y me contestaste que como venía tu cumpleaños, quizás alguien te traía :)

nebulosa dijo...

Sortons marcher la bicyclette.

Flor dijo...

Y acá el boleto cuesta $1.60 con tarjeta y $1.75 con monedas.

Luciano dijo...

Nebulosa: Je ne parle pas francois...

Flor: Por eso; el tren sale unos 65 centavos (al menos el tramo que hago yo), y el subte sale $1,10 luego del último aumento

dan dan dijo...

no se si autografiadas.... pero quizas salgan con formas de pinguinos, duendes, oliverios o con formas Misteriosas.....


je... perdon por no firmar sobre lo escrito.... pero hoy venia por otros motivos...


Hasta!

Luciano dijo...

dan dan: Gracias por pasar, espero que vuelvas :)